Puede que el de Schwartz's no sea el mejor sándwich de Montreal, pero es sin duda el más famoso. Así lo demuestran los cientos de recortes de periódico colgados de sus paredes y la cola interminable que hay que hacer antes de sentarse a la mesa. Y es que esta pequeña charcutería hebrea, que lleva abierta desde 1928, es más recomendable como atracción turística que como restaurante.
Puestos a vivir la experiencia en su máximo apogeo, sugiero pedir un sándwich de carne ahumada acompañado de patatas fritas, un pepinillo, ensalada de col y bebida gaseosa de cereza. Eso sí, puede que salgas rodando por la puerta... ¡pero un día es un día!
*Nota para los impacientes que hartos de esperar la cola de Schwartz's se plantean comer en The Main, la competencia al otro lado de la calle: No lo hagas, no es lo mismo. Es preferible que pidas un sándwich para llevar y lo comas en el parque Jean Mance.